miércoles, 1 de junio de 2022

Duelo Anticipado

Uno no puede ir por la vida sin dolor. Lo que podemos hacer es elegir el dolor que la vida nos presenta 

Podemos definir al duelo como la reacción psicológica natural, normal y esperable, de adaptación a la pérdida de un ser querido que sufren familiares y amigos y que puede manifestarse antes, durante y después de su fallecimiento. De igual manera es un proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida, por lo tanto recoge en sí los diferentes matices, engloba todos y cada uno de los conceptos anteriormente mencionados

El duelo anticipado es aquel que se da antes de experimentar la muerte y/o pérdida de un ser querido, que se caracteriza por presentar lo siguiente:

  • Aflicción: Es una reacción a una pérdida de alguien o algo importante. Con mucha frecuencia es una emoción infeliz y dolorosa. Estado anímico.
  • Sufrimiento: Dolor o sufrimiento emocional, social, espiritual o físico que lleva a una persona a sentirse triste, miedosa, deprimida, ansiosa o solitaria. Fortaleza o resignación.
  • Pena: Sentimiento grande de tristeza; tristeza circunstancial que sentimos por un suceso tal como la muerte de un ser querido, un desengaño o una ingratitud.
  • Pesar: La cualidad de constituir lo que nos sucede, una carga moral o física. Sentimiento o dolor interior que molesta y fatiga el ánimo.
Identificamos a dos tipos de pacientes unos que se aferran a la vida y descubren el verdadero significado de esta y los segundos aquellos que se sienten como un cargan e incluso terminan con su vida.

El duelo anticipado es un síndrome multidimensional que sucede en situaciones reversibles anticipando una pérdida, que no se puede elaborar de ninguna manera (al no ser real), y que se caracteriza por: 

  1. Sentimientos de intensos de rabia y de hostilidad contra el mundo. Algunos pacientes hacen hincapié en la injusticia radical que supone su estado. 
  2. Sentimientos de culpa, focalizados habitualmente en el pasado sobre lo que se hizo o lo que se dejó de hacer en relación a la enfermedad pero a veces proyectados también hacia depresión y duelen el futuro. Sentimientos de pérdida irremediable ya nada se puede hacer, no sirve de nada.
  3. Tensión interna exacerbada, como si necesitaran estar en un estado de permanente alerta. 
  4. Humor deprimido, pena, pesar, aflicción o sufrimiento y ante todo una profunda desesperanza y desconsuelo
  5. Anhedonia, disminución evidente del interés por el mundo que les rodea, por el presente, por la vida cotidiana.
“El ego vive en la creencia (aunque falsa, no por eso menos inamovible y efectiva) de que la satisfacción de sus deseos de cada instante representa un avance en la dirección de encontrar una especie de solución final a todos sus problemas. Sus fantasías tienen, por tanto, una alta carga afectiva, ya que escenifican, bien soluciones definitivas a lo que él percibe como su problema vital, bien escenarios alternativos en los que esas soluciones definitivas se malogran, escenarios que se viven, por tanto, con angustia y zozobra.” (V. Simón, El Ego, la conciencia y las emociones: un modelo interactivo; Psicothema 2001; 13: pagina 211.).



Opinión personal:

Este tipo de duelo nos permite vivir de una manera más cercana, saber que podemos interpretar la pérdida como una oportunidad de crecimiento en donde la esperanza es una parte fundamental, la muerte es una etapa que todos experimentamos de una u otra forma, nos brinda la opción de encontrar el verdadero valor de nuestra vid, una forma de crecimiento personal y un cierre.


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